miércoles, 20 de julio de 2011

Cosas que no sirven para nada


El mes de julio es tiempo de vacaciones, viajes, sol, playa, algún que otro amor de verano,... y lo que todo ello conlleva: hacer maletas. No me gusta hacerlas, pero por el simple hecho de que ello significa salir de Madrid, haré un esfuerzo. Las vacaciones, como la película que lleva su nombre, pueden dar un giro a tu vida, pero por suerte o por desgracia, a mí todavía no me toca. El caso es que hoy he visto pasar a dos o tres con maletones infernales, y no sólo eso, varios bolsos más cargados de cosas. Cosas que, sinceramente, si vas a la playa, ¿para qué te sirven?

He de decir que cada vez odio más las cosas, y me refiero a las cosas en general, las que se acumulan y piensas: "Y esto para qué lo quiero". Esta sociedad se ha empeñado en hacernos creer que las necesitamos, que cuanto más tengamos, mejores y más felices seremos, pero, ¿más feliz que en la playa sin nada ni nadie alrededor?

Si os pasa como a mí que sigo en Madrid, no perdáis la oportunidad de visitar la exposición de fotografía que hay en el Caixa Forum. El título: "Haití, 34 segundos después". 34 segundos que fueron suficientes para hacer desaparecer todas las cosas que allí había. Me ha impresionado, y no sólo por la dureza de las imágenes, sino porque después de todo, la gente que está allí y que se ha quedado sin cosas, sigue teniendo fuerzas para sonreir y valorar lo que realmente importa.

¿Cómo después de esta tragedia en la que los haitianos lo han perdido todo (y no hablo de esas cosas absurdas que guardamos en las maletas, sino de seres queridos y momentos que ya no van a volver) he visto más sonrisas que las que hay en el metro por la mañana?

Al final de la exposición proyectan un documental en el que sale una chica que toca el saxo. Antes de la catástrofe estudiaba economía y derecho, y ahora su cometido es amenizar a los enfermos y refugiados en unos de los campamentos. Su meta es el día a día, conseguir arrancar esas sonrisas de las que hablo y, sobre todo, que los que la rodean no olviden lo maravillosa que es la música.

A esta chica no me la imagino con un armario lleno de vestidos, ni con la maleta que Cameron Diaz se lleva a Inglaterra. Sin embargo, sí que la veo llevando unos pendientes que le encantan, ésos que hace mucho andaba buscando, y que para ella son únicos y especiales. Esos que realmente le darán momentos de felicidad.