miércoles, 13 de abril de 2011

De momento todo va bien


Tengo un sueño que se me repite, o más bien una pesadilla: voy andando por la calle, y de repente, tropiezo y me caigo. No llego a tocar el suelo porque del susto me despierto sobresaltada.

He buscado en internet posibles explicaciones a mi sueño, pero lo que he encontrado no me convence: o muy positivo, o muy negativo, además, casi siempre se contradice. Así que he preferido pensar en alguna película, y me he acordado de esto:
Un hombre cae desde el piso 54 de un edificio. Para tranquilizarse mientras está cayendo se repite a sí mismo "de momento todo va bien, de momento todo va bien"; y es que lo más duro no es la caída, sino el aterrizaje. Ésta es la historia de una sociedad en descomposición que para tranquilizarse se repite a sí misma "de momento todo va bien, de momento todo va bien".

Es un fragmento de la película francesa La Haine (El odio en español) dirigida por Mathieu Kassovitz, que narra la vida de tres jóvenes en un suburbio de París a mediados de la década de los noventa, y que vi hace años en el cineclub de la facultad.

Desde entonces no la he vuelto a ver, pero me gusta la reflexión que hace. Y es que, no sólo los jóvenes de las afueras de París tienen aterrizajes forzosos. No muy lejos de esos suburbios, donde se gesta y mueve el mundo de la moda, hay caídas estrepitosas, que son aún peores, porque recubiertas de frivolidad y glamour, no sólo te gritan "todo va bien" cuando te precipitas contra el suelo, sino, "la vida es maravillosa y mi bolso de Louis Vuitton es irrompible". Yves Saint Laurent se retiró por su enésima depresión (tenía una personalidad oscura, quizás por el trauma que arrastraba desde la mili, adonde sus propios jefes le enviaron después de realizar una colección de cuero negro), Alexander McQueen no superó la muerte de su madre (aunque había muchas más razones detrás de su fatal desenlace), Carine Roitfield, editora de moda de Vogue Francia, fue cesada en sus funciones de inmediato tras publicar unas fotos de niños ataviados como adultos (o adúlteros), y Galliano... ¡qué os voy a contar de Galliano!

Mientras tanto, sigo buscando un significado a mi sueño, porque como no estoy subida a ningún sitio, yo no me puedo caer.